sábado, 9 de abril de 2011

Buenos días, mundo. ¿Me haces un regalo hoy? Me gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa dejada por alguien que piensa en mi y a quien todavia no conozco.
Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreir. La cogería y me la llevarúa al instituto. La dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada. La dejaría allí toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos y, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer..." y después tiraría los pétalos por la ventana. El viento se los llevaría.
Podría ser que alguien los encontrase. Que volviese a ponerlas en orden. Que leyese la frase, y que me viniese a buscar. Él quizá. Ya. Pero ¿quién es él?

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